Este es mi discurso para este 9 de julio. Debo reconocer que antes de escribirlo leí el de Alejandro Ferrante y el mío tiene grandes influencias del suyo. ¡Pronto se viene una crónica con la nevada en Buenos Aires!
Desde el 9 de julio de 1816 hemos sido independientes, con todo lo que la palabra significa. No es sólo que las autoridades sean nativas, o que nos relacionemos sin intermediarios con el resto del mundo, sino que también implica un acto que a veces resulta angustiante: decidir constantemente. Decidir si queremos ser un reino o una república, decidir entre ser unitarios o federales, decidir entre ser autónomos o vincularnos con Gran Bretaña, decidir entre participar en los grandes conflictos armados o permanecer neutrales, decidir entre radicales o peronistas, decidir entre aceptar regímenes autoritarios y masacres o respetar la Constitución. Decidir.
Hoy también tenemos que decidir. Decidir entre construir un país justo, que incluya a todos, donde la democracia signifique más que entrar al cuarto oscuro cada dos años o permitir que sea esclavo de los intereses de una minoría. Y a esta decisión, más que tomarla en las votaciones de Octubre, vamos a hacerla todos los días cuando veamos a una persona de bajos recursos y la asociemos a la delincuencia o meditemos sobre los errores de la gestión estatal, cuando aceptemos copias ilegales porque “total, salvo la cajita no te cambia nada” o prefiramos apoyar a los creadores y a quienes pagan impuestos, cuando nos ahorremos centavos comprando un pantalón fabricado con mano de obra semiesclava o depositemos nuestra confianza en los que pagan sueldos dignos a sus empleados, cuando a la noche encendamos el televisor sólo para divertirnos o también para aprender e informarnos, cuando tomemos las normas viales como una broma o como una seguridad para nosotros y los demás, cuando decidamos entre divertirnos todo el día o entretenernos sin dejar de cumplir nuestras obligaciones. Decidir. Siempre decidir. Si ser independientes es el mayor bien que podemos tener, es también la mayor responsabilidad.
Patricio Iglesias
jueves, 12 de julio de 2007
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