domingo, 14 de octubre de 2007

Ser Americanos

Este fue un discurso fallido para el Día de la Raza. No lo leí porque, al final, el Centro de Estudiantes no se hizo cargo del acto y no me parecía adecuado pedir a las autoridades leerlo; no por tener problemas contra ellas, sino porque ya he leído en muchas ocasiones.


Ser Americanos
El 12 de Octubre de 1492 se inició un nuevo capítulo en la historia de América. Tras ocupar el territorio durante más de diez milenios, los pueblos originarios fueron sometidos por españoles, portugueses, franceses, ingleses, holandeses, dinamarqueses y rusos, quienes no contentos con avasallar a un continente entero decidieron esclavizar a otro: África. Los europeos intentaron imponer su cultura, pero al cabo de algunos siglos las tres sociedades dieron origen a una nueva que logró liberarse, al menos en los papeles, del Viejo Mundo.
Aquí estamos nosotros. En un continente que muchas veces se olvida de quienes lo colonizaron por primera vez y dejaron su huella en los lugares más insospechados. En un continente que no logra reconocerse como tal y se intenta dividir en países y otros límites que sus padres nunca entenderían. En un continente donde las diferencias sociales y regionales son cada día más pronunciadas. En un continente donde los hermanos más poderosos dominan a los más débiles. En un continente que pide que nos comprometamos con su unidad. En un continente que se llama América.

Patricio Iglesias

Nuestros Derechos

El miércoles 3 de Octubre leí, en homenaje a los seis meses del homicidio del Prof. Carlos Fuentealba, el siguiente discurso. Mi auditorio fue de sólo unas veinte personas, el menos numeroso que tenga memoria (ya que era algo informal durante el primer recreo de la tarde), pero espero que se cumpla el refrán que dice "No importa la cantidad, sino la calidad" (tema de un artículo que pienso escribir).

Nuestros Derechos

Para el 24 de Marzo del año pasado leí un discurso en el que comparaba la situación del momento con la última dictadura militar y afirmaba que, aunque los nuevos torturados eran las víctimas del hambre, ya no se sufría una “represión atroz”. Hoy, tras pocas semanas del primer año de la desaparición de Jorge Julio López y a un día de los seis meses de la muerte de Carlos Fuentealba, no puedo repetir lo mismo. Aún no somos libres de ejercer nuestros derechos a declarar ante la Justicia y a manifestarnos por medios pacíficos. La más dura represión, la que atropella el derecho a la vida, continúa.
La responsabilidad no es sólo de policías, gobernadores o presidentes. Es muy cómodo criticar del otro lado del televisor permaneciendo sentados. Es el deber de todos los argentinos exigir el cumplimiento de los derechos propios y ajenos.

Patricio Iglesias