martes, 30 de junio de 2009

¡Viva Honduras! ¡Viva la democracia!


Antes de publicar cualquier otro artículo, no puedo dejar de solidarizarme con el pueblo hondureño en este momento tan difícil. Lamento que el domingo la mayor parte de los candidatos y demás referentes no se hayan encolumnado clara y rápidamente ante tan lamentable hecho.
Este país centroamericano, que supo conocer el esplendor y el declive de los mayas y vivió la conquista española, experimentó una vida agitada en el siglo XIX que incluyó la conformación y disolución de federaciones junto a los demás miembros de la antigua Capitanía General de Guatemala y la invasión de William Walker. En el siglo XX vivió una notoria hegemonía estadounidense y la intromisión de la United Fruit Company, poseedora de grandes latifundios en América Central, además de una absurda guerra contra El Salvador (la "Guerra del Fútbol") y profundos movimientos represivos contra reclamos populares acompañados, en muchos casos, por dictaduras. Hoy los años oscuros vuelven, con barnices constitucionales pero con la intolerancia de siempre.

Por la sangre derramada y las generaciones venideras es que digo... ¡Viva Honduras! ¡Viva la democracia!

sábado, 27 de junio de 2009

Saludar

A pocas horas del inicio del acto electoral, a mis deseos porque los comicios se desarrollen con normalidad, los electores sepan decidir con responsabilidad y las elecciones permitan consolidar la democracia y mejorar el rumbo del país, quisiera saludar. Saludar a todos los que, de un modo u otro, van a participar en las elecciones. Saludar a miembros de la justicia electoral y demás autoridades, veedores internacionales, candidatos, votantes pero, sobre todo, a tres grupos que me despiertan un afecto especial. Saludar a los extranjeros que siguen los comicios con avidez, por el interés que sienten por este país; saludar a los jóvenes que aún no tienen la edad para sufragar pero se informan, por alimentar las esperanzas de un cambio a largo plazoen en la ciudadanía y, sobre todo, saludar a quienes, por naturalización, por opción o por edad se disponen a emitir su voto por primera vez, esperando que, a pesar de la desesperanza que inunda los ánimos, se sientan dichosos de asumir un papel más activo en los asuntos de la República.

domingo, 21 de junio de 2009

Los escombros del sistema de partidos

Encontré en La Nación este artículo abocado a un tema recurrente en mi bitácora y con el cual concuerdo en gran parte. Dejo algunos comentarios debajo de cada párrafo.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1141697&pid=6712217&toi=6258

Opinión
Los escombros del sistema de partidos
Eduardo Fidanza Para LA NACION

Después de haber gobernado -con sus múltiples rostros- 18 de los últimos 20 años, el peronismo está sumido en una sorda crisis. Sus dos principales referentes, Néstor Kirchner y Carlos Reutemann, enfrentan difíciles escenarios electorales de los que, aun ganando, no saldrán fortalecidos.

El caso de Kirchner en 2009 me recuerda al panorama de Menem en 1997. Reutemann, a mi criterio, no puede perder mucho por el simple motivo de que en sí tiene poco.

En la provincia de Buenos Aires, que la fatalidad del ex presidente convirtió en decisiva, una fuerza descafeinada y de estudiada ambigüedad tiene acorralado al Gobierno. En paralelo, ocurre otra desgracia política, cuyo parecido con el destino de Kirchner es mayor de lo que aparenta: las fuerzas no peronistas de cuño radical perderán en los dos principales distritos del país. Una conjunción de errores propios, falta de recursos e incapacidad de la sociedad para asimilar argumentos está minando sus esperanzas.

Tampoco tienen mucho por perder los panradicales.

La figura de Francisco de Narváez se cuela entre tantas adversidades. Es un símbolo que da que pensar. Ha demostrado, como buen millonario, una formidable capacidad de consumo, lo que le permitió gastar fortunas en su campaña, eligiendo los asesores más renombrados y la publicidad más creativa, y empapelando con su foto cuanta pared y espacio publicitario existe en la provincia de Buenos Aires.

Así es. Va instalando su figura como una alternativa en la provincia de Buenos Aires. Está presente en toda discusión sobre las elecciones, o al menos en las que frecuento.

Pero esto es sólo la superficie. De Narváez -que no ocultó que participar en política y ganar elecciones es un gran gusto que puede darse en la vida- se está comprando algo más importante y significativo: los escombros del sistema de partidos políticos argentinos y el terreno donde estaba erigido.

Es lo que comentaba en "Enrichissez-vous!" Quien tiene dinero puede comprar hasta elecciones.

Los terrenos con escombros se cotizan a menor valor. Suelen ser una ganga. En ocasiones los compran visionarios de los negocios, que proceden a despejarlos y levantar edificios sobre ellos. Esos edificios a veces tienen que ver con aquello que se destruyó, pero otras veces no. Conocemos la experiencia: sobre los restos de una escuela puede construirse otra más moderna y mejor, pero también es factible elevar un shopping.

Si las tendencias continúan, destruirán (destruiremos) la escuela para construir un centro comercial con muchas luces, cines y escaleras mecánicas con muchos espectadores y pocos beneficiarios.

Al comprar escombros, tal vez De Narváez aplica una estricta lógica empresaria: invierte para edificar encima algo más atractivo y rentable. ¿Edificará un centro comercial o contribuirá a rehacer las casas de la democracia, que son los partidos políticos? Sus detractores están convencidos de que hará lo primero, pero podría otorgársele el beneficio de la duda. Después de todo, un sistema sin instituciones es imprevisible.

Un país como Argentina es demasiado imprevisible. ¿Quién imaginó todo esto 10 años atrás?

Mientras tanto, la corporación política se rasga las vestiduras y hace objeto a De Narváez de las críticas más despiadadas. Pero cabe preguntarles a sus miembros: ¿quién destruyó el sistema de partidos, reduciéndolo a cascotes, el empresario exitoso o los dirigentes políticos con sus errores, omisiones y mezquindades, durante los últimos 20 años, apenas declinó el carisma de la democracia?

Totalmente de acuerdo. Si los millonarios pueden volcarse sin más a la política es porque encontraron un terreno apto para ello. No es en un piso firme donde se cuela el pasto, sino en uno derruído.

La ausencia de elecciones internas, o las internas fraudulentas; los pactos hechos a espaldas de los militantes, la falta de voluntad para renovar y airear los partidos, la manipulación de los calendarios electorales, la connivencia de fuerzas para conservar cargos en la administración pública, la interesada confusión entre Estado y política, la corrupción, el desprecio por la reforma de las reglas de juego, las candidaturas testimoniales, los liderazgos personalistas y moralizantes, fueron las mazas y piquetas con las que se demolió el sistema de partidos políticos argentinos. Peronistas, radicales y liberales las empuñaron. Es más fácil sospechar ahora de De Narváez que reconocer estos desastres.
Bajo los escombros de ese sistema están los argentinos. Atrapados, resentidos, desinteresados. Y más pobres. Porque la destrucción de los partidos no es un suceso académico: debe leérsela junto con las estadísticas sociales que muestran la pauperización y marginación de millones de compatriotas.

Más de acuerdo, imposible. Demasiado en un solo párrafo. Tan demoledoras sus palabras como las mazas y piquetas que menciona.

Más allá de lo que ocurra el próximo domingo, nos encontramos al final de un ciclo histórico, colmado de paradojas. Un político declinante oculta su condición de fuerte inversor inmobiliario: compra tierras, construye, alquila. Un inversor confeso, que no esconde su intención de ser político, podría destronarlo. ¿Con qué fundamento sostener que uno es mejor que el otro, cuando la tierra fue arrasada, el pueblo quedó a la intemperie y la anomia destruyó la confianza?

Me resulta demasiado exagerado creer que termina aquí un "ciclo histórico". A mi criterio, para establecer una fecha para el colapso del sistema de partidos, colocaría el 20 de diciembre de 2001 o, sino, las elecciones del mismo año, donde por poco se sobrepuso Clemente a la UCR y el PJ.

Si dentro de siete días ganara Kirchner, acaso evite -y es otra paradoja- la indispensable autocrítica de la política argentina. Hará pasar, una vez más, las piquetas por ladrillos. Si, en cambio, triunfara De Narváez, habrá que hacerse cargo y empezar a entender lo ocurrido.

Ojalá la ciudadanía empiece a notar esta crisis, no menos importante que la bursátil.

Cualquiera sea el veredicto, será necesario replantear la marcha de nuestra democracia. Quizá ése sea el mensaje de esta desoladora elección, que los dirigentes lúcidos deben escuchar. Sin partidos es más fácil que el marketing se imponga a las organizaciones. Los efectos a los argumentos. Y la capacidad económica a los requisitos de pertenencia.
Como siempre, los legisladores que serán elegidos prometieron mejorar la política. Como nunca, hacerlo será decisivo para emerger de las ruinas.

Sino, las ruinas seguirán descomponiéndose.

viernes, 5 de junio de 2009

Sentimientos encontrados

La reincorporación de Cuba (o, mejor dicho, la anulación de la resolución que condujo a su suspensión) me provoca sentimientos encontrados. Por un lado, me resulta lógico, por ser un pueblo americano, que la patria de José Martí pueda ejercer en plenitud sus derechos dentro de un organismo continental. Por el otro, recuerdo la enorme falsedad que hubo a la hora de suspender al país de las Antillas "por las violaciones a los Derechos Humanos" y favorecer medidas mucho más laxas para las demás dictaduras del continente . ¿Acaso los derechos humanos se limitan para ciertos sujetos a la posibilidad de comerciar libremente? ¿No sería más honesto que afirmasen que sólo los países con economías capitalistas pueden formar parte de ella, al margen de sus cualidades políticas? Y, sin embargo, no puedo dejar de reclamar por la plena vigencia de los derechos consagrados en 1948 tras incontables experiencias dolorosas.
Termino inclinándome por esta nueva resolución, que incorpora en su segundo artículo la moderación que se debe a una medida tan trascendente. Me pregunto, tal como lo han hecho otros (por ejemplo, mi amigo Maurício Santoro) si aceptará Cuba, tras años de ostracismo, un nuevo panorama que incluye a unos Estados Unidos más abiertos que hasta propician, más allá de los paliativos, su reincorporación a la OEA. Esta resolución de 1962 trascendió toda rutina diplomática y dio origen a libros, investigaciones, películas, manuales de texto... se trata de una medida muy singular, con un gran contenido histórico y emotivo.
Confusión. Duda. Vacilación. Estas sensaciones me despierta. Pero, sobre todo, esperanzas en que América llegará a ver reunidos a todos sus hijos en armonía.