viernes, 28 de agosto de 2015

¡Se va a acabar! ¡Se va a acabar! ¡Esta manera de votar!

El sistema de "boleta sábana" sólo beneficia a los miles de diputados, senadores y concejales que viven de la política. Como expliqué en mi artículo anterior, este método fomenta que la gente no les preste atención a los candidatos que van en esos cargos, y así se llenan de parientes y amigos más leales a los dirigentes políticos que al pueblo que los eligió. Para peor, facilita maniobras fraudulentas que perjudican a los partidos que no poseen la estructura para tener fiscales en todas las mesas, como el robo de boletas.

Hace más de una década que muchos políticos y especialistas hablan de la necesidad de un cambio. Hay dos alternativas. Por un lado está la "boleta única", un papel donde están las distintas opciones para cada categoría y el elector tilda con una lapicera la de su preferencia, como en Córdoba y Santa Fe. Por el otro, la boleta electrónica, como en Salta o la Ciudad de Buenos Aires, donde el voto queda guardado en una oblea o chip.


Sin embargo, la cuestión no estaba suficientemente instalada en la opinión pública. Al margen del debate sobre la gravedad de los hechos de las elecciones del 9 de agosto y de las generales en Tucumán, no hay dudas de, que tras esos sucesos, el tema se metió como nunca antes en el centro del debate. En gran medida influyeron las redes sociales. Muchas prácticas que antes quedaban en meros rumores hoy están a la vista de todos. Un ejemplo de cómo Facebook puede servir para algo más que saber quién está en pareja.

 Apuesto a que en 2017 va a usarse otro método. Y también a que las próximas elecciones van a ser mucho más tranquilas en Tucumán y otros distritos donde no hay elecciones provinciales, ya que el "aparato" se pone más nervioso cuando están en juego las "sillas" locales. Pero me parece muy contraproducente pretender cambiar el sistema para octubre. Quedan menos de 2 meses y se tiene que:

1) Elegir el sistema a adoptar (boleta única o boleta electrónica).
2) Contratar a la empresa encargada de imprimir las boletas o desarrollar el sistema informático. Este tipo de contrataciones, para que sean transparentes, necesitan de licitación, es decir, un proceso por el cual se convoca a los interesados y se evalúa cuál ofrece el servicio a un menor precio.
3) Realizar todos los controles que sean necesarios para garantir la confiabilidad del nuevo sistema.
4) Recapacitar a todas las autoridades de mesa, fiscales, gendarmes, policías, etc.
5) Explicar al electorado cómo debe votar.

Para 2011, candidatos opositores ya habían pedido un cambio del sistema en dos meses, y la cuestión quedó en la nada. Lo que se necesitan no son anuncios para ganar 15 minutos de fama en los multimedios, sino un análisis a mediano plazo para tener un sistema robusto que surja de un debate amplio y no de un proyecto improvisado.

domingo, 23 de agosto de 2015

Arrastrados por la Fiaca

Cuando volvió la democracia, los candidatos a diputados nacionales del radicalismo arrasaron hasta en la provincia de Buenos Aires, que siempre había sido peronista. ¿Convencieron a la gente de que eran los más capaces? ¿Tenía buenas propuestas para llevar al Congreso? Todo eso habrá influído, pero sin dudas se impuso, sobre todo, por arrastre.

Ese año Alfonsín, con su carisma y sus propuestas, supo ganarse el voto de numerosos peronistas que, después de la guerra, querían Paz, y después de la represión exigían que se investigaran los crímenes del Proceso. Como los candidatos justicialistas, por el contrario, agredían a sus adversarios y se negaban a juzgar a los militares, millones de argentinos que habían llorado con la muerte de Perón pusieron la boleta de Alfonsín dentro del sobre. Y acá está el detalle. Meditaron su voto a nivel de presidente, pero no se preocuparon tanto por ver quiénes eran los otros candidatos radicales. Así, entraron "arrastrados" por Alfonsín los diputados y senadores nacionales. Mucha gente eligió al candidato a presidente y, al no cortar boleta, entraron todos los otros candidatos de su mismo partido. Como cuando se barre con una escoba: se arrastra de todo sin distinguir bien.


Eso es el "arrastre" en política. Gracias al sistema de sábanas, como se vota todo el mismo día y a mucha gente le da "fiaca" averiguar sobre cada cabeza de lista y cortar boleta, un candidato fuerte les suma votos a los candidatos de las otras categorías. Hablando de la provincia de Buenos Aires, por lo general los que más arrastran son el presidente y el intendente. Algunas veces, también, el gobernador. Y así surgen las alianzas más inexplicables y se definen en cuartos cerrados las candidaturas a cargos legislativos.

Supongamos que un candidato a presidente está buscando el apoyo de varios intendentes para que le "arrastren" votos, ya que sabe que en sus municipios hay mucha gente que apoya sus gestiones y vota "sábana entera", es decir, va a votar al presidente que vaya en la misma boleta que su intendente. Seguramente, el apoyo de esos jefes comunales no será gratis. Como contrapartida, le exigirán que alguna persona de confianza de ellos vaya en las listas a diputados provinciales, para así asegurarse un "operador"; es decir, alguien que presente proyectos en la legislatura provincial para defender sus intereses (por ejemplo, que pida obras para su municipio). Como casi nadie medita su voto a diputados provinciales, cualquier candidato que vaya pegado a la lista de un intendente popular va a entrar, por más que no tenga más mérito que ser pariente de un jefe comunal (lo cual es muy común en casi todos los partidos).

Año a año, concejales sin experiencia en la política son elegidos por el simple hecho de ir pegados a la boleta de un presidente popular que no llegó a conseguir candidatos fuertes en algunos municipios. Diputados provinciales sin un buen currículum asumen una responsabilidad enorme (regulan la salud y la educación en sus provincias, definen impuestos, participan en el nombramiento de jueces, controlan a la policía) por el simple hecho de ser amigos o parientes de un político de peso. Y diputados nacionales que llevan décadas sin trabajar de otra cosa que de políticos entran arrastrados por los votos de presidentes, gobernadores e intendentes que, a cambio de ofrecerles el "arrastre" necesario para entrar y gozar de un sueldo fabuloso, tres meses de vacaciones y horarios muy flexibles, les exigen que voten de acuerdo a las órdenes que les den sus "patrocinadores".


¿Cuándo va a terminar el arrastre? El día en que a la gente le deje de dar fiaca perder diez minutos en internet para decidir qué candidato a diputado provincial votar, o cuando desaparezcan las listas sábanas y se use voto electrónico o boleta única.