miércoles, 20 de junio de 2007

Domingo de elecciones

Estas elecciones en la Ciudad son, en cierto modo, extrañas a la cultura política de la Capital Federal. La primera ciudad en América en elegir a un diputado socialista y tradicionalmente una tierra yerma al desarrollo del justicialismo se debate, el domingo, entre un candidato de derecha y un ministro de un gobierno peronista.Es curioso observar que, en 1993, el PJ y la UCeDé (Unión de Centro Democrático, referente de los sectores neoliberales) se aliaron en el colegio electoral (antes de la reforma de 1994 no se elegían a los candidatos directamente, sino que se votaban a electores que, reunidos, elegían a los funcionarios) para evitar que asumieran los candidatos a senadores de la UCR, entre ellos De La Rúa, que tenían más votos pero menos representación que los otros dos juntos. Aquellas eran otras épocas donde el peronismo, liderado por Menem, apoyaba las reformas neoliberales y, por lo tanto, tenía una gran cercanía con este partido de derecha. Incluso María Julia Alsogaray, miembro de este partido, llegó a su gabinete. Hoy, el justicialismo, comandado por Kirchner, tiene un discurso más cercano a la izquierda y, por ende, el Pro (en gran medida, el partido que ocupa el espacio que antes llenaba la UCeDé) se le presenta como un claro adversario.No me queda más que recomendarles a los capitalinos y, para que no me llamen porteñista, también a los fueguinos (en la provincia más austral y nueva tienen otra segunda vuelta el mismo día, pero entre el ARI y el Frente para la Victoria) que, antes de entrar al cuarto oscuro, se informen, comparen plataformas y, como nos decía una profesora de Historia, investiguen sobre los candidatos ("Se van a llevar muchas desilusiones, pero es la única forma seria de elegir"). Un voto conciente entre dos millones puede resultar poco, pero si se instaura a lo largo de los años la figura del elector responsable, para lo cual debe dar el primer paso aquel a quien tenemos frente al espejo, serán más difíciles las tan criticadas demagogia y corrupción de los políticos.

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