En la antigua República Romana, a los hombres destacados se les otorgaba el título de pater patriae, "padre de la patria", que sería un equivalente al ciudadano ilustre contemporáneo. Sin dudas, a Alfonsín la mayor parte de los argentinos lo enaltece como un pater patriae.
Pero no fue sólo una figura egregia más. Se está hablando nada menos que del padre de la democracia, del "pater democratiae", intentando traducirlo. No porque haya sido el único que favoreció esta forma de gobierno y de vida. Sería una injusticia hacia todos los habitantes de bien del lar argentino que, con sus aportes, condujeron a este camino, sino porque fue él quien lideró este proceso.
Más allá de títulos, que tan merecidos tiene, el mejor homenaje es el afecto sincero que le prodigan los justos y, la mayor herida, la adulación hipócrita de los oportunistas.
Imagen: http://www.agencianova.com/data/fotos2/7810_MAFALDA_+_ALFONSiN.jpg
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