sábado, 14 de marzo de 2009

Consideraciones sobre el adelanto de las elecciones

Como es harto sabido, en el día viernes 13 de marzo del corriente año la presidente Cristina Fernández de Kirchner decidió enviar un proyecto de ley al Congreso donde se propone una reforma del Código electoral con el objeto de adelantar las elecciones nacionales, por el momento a realizarse el 25 octubre, al día . Se alega que, ante el panorama internacional, es preferible terminar rápidamente con las elecciones y no tener un desgastante camino surcado de elecciones provinciales hasta octubre.
Por un lado, tengo la impresión de que adelantar las elecciones no mejorará las perspectivas económicas. Por el contrario, magnificará el efecto de la crisis mundial. "Es tan grave que en Argentina están adelantando las elecciones por ella". Parece inofensivo, pero aporta un pequeño grano de arena psicológico a la ya importante tensión.
Buscando explicaciones más allá del discurso electoral, me resulta bastante claro que el oficialismo, temiendo una derrota ante una oposición compacta, prefirió dificultar la factura de alianzas opositoras. Sería más difícil llegar en tan poco tiempo a una alianza entre los sectores afines a Cobos, la UCR, la Coalición Cívica, el PS y otros partidos provinciales o menores. Tengo la impresión de que el cobismo no llegará a integrarse a esta hipotética alianza de centroizquierda y que, a lo sumo, se unirían los movimientos restantes, tal vez, como en 2007, con asimetrías (en una provincia sí, en otra no...).
Los otros ganadores son los miembros de la ya más consolidada coalición entre el PRO, Francisco de Narváez y Felipe Solá. El cálculo es simple. Si los partidos de centroizquierda van separados, tendrían más probabilidades de mostrarse como la segunda fuerza a nivel nacional. Son conscientes de que no pueden llegar a concertar muchas más alianzas. Algunos partidos del interior, como el PD de Mendoza, los autonomistas y liberales de Corrientes, Fuerza Republicana de Bussi en Tucumán o algunos justicialistas como Puerta; saben que difícilmente serían aceptados por la centroizquierda. Por otro lado, sería visto por la sociedad como un acto de hipocresía su oposición ante esta medida cuando Macri marcó lo mismo, aunque no necesitó de reformas jurídicas y había un antecedente en 2007.
Además, por el sistema D'Hont, ante una misma cantidad de votos, la cantidad de representantes se vuelve menor (o excepcionalmente igual) cuanto más divididos están los partidos. Es decir; si la centroizquierda se presenta unificada y obtiene (es un decir) 20 escaños en la Provincia de Buenos Aires, obtendrán todos los partidos separados, tal vez, 15 representantes, 20 a lo sumo, pero nunca más. Lo cual beneficia, obviamente, a los demás partidos, por empezar el oficialismo y la coalición de PRO-Solá-De Narváez.
Tengo la sensación de que se aprobarán las reformas necesarias para que las elecciones se ejecuten en junio. La UCR, el PS, el ARI y tal vez el cobismo (el vicepresidente mostró su oposición a la medida) podrán intentar limitar la medida, pero no es una ley tan polémica a nivel social como la de las retenciones, por lo que no quedarían tan expuestos quienes en este caso la avalen y sería más fácil que justicialistas no muy afines al gobierno terminen votándola, al margen de existe una alianza opositora que la avalaría.
Yendo, ahora, a juicios de valor, me resulta una muestra de la inmadurez de la democracia argentina. Y no echo la culpa sólo a quienes tomaron estas resoluciones a nivel nacional o local, sino al conjunto de la sociedad, que permite semejantes avanzadas contra la sana continuidad.

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